#ElPerúQueQueremos

Manifestación ucraniana contra la guerra. Fuente: Reuters.

Ucrania: nueva víctima de los imperialismos

Publicado: 2022-02-24

En 1938, el Reino Unido y Francia cedieron ante Hitler en los Acuerdos de Münich. El dictador nazi se apoderó de los Sudetes, un área habitada principalmente por alemanes étnicos dentro de Checoslovaquia. Su argumento era algo similar al que ahora usa Putin en relación a los territorios ucranianos del Donetsk y Luhansk: una minoría rusa que necesita ser protegida de un supuesto "genocidio", que ninguna fuente independiente ha comprobado. El presidente checoslovaco, Edvard Benes, no participó en la conferencia que decidió la mutilación de su país. Ni a las potencias occidentales ni a las del Eje les importó su opinión. Cuestiones geopolíticas de los grandes, en las que los pequeños no suelen ser consultados y que son los más perjudicados. Situaciones similares se pueden encontrar en varios episodios de la historia contemporánea. Recordemos nomás las protestas de Fidel Castro cuando Kennedy y Kruschev resolvieron la "crisis de los misiles" sin consultarle. Cuba era solo una pieza más en el ajedrez geopolítico de la Guerra Fría. La voluntad de los pueblos no suele ser tomada en cuenta por los amos del mundo.

Ucrania está ahora siendo invadida por una potencia imperial en declive, que se resiste a quedar postergada. Rusia no es la Unión Soviética de la Guerra Fría, aunque Putin se empeñe a resucitarla a través de una política expansionista que puede ser vista como ofensiva o defensiva según donde uno se ubique. Su agresión a Ucrania es parte de esa política. Según Putin, está en juego la supervivencia del pueblo ruso ante el avance de la OTAN. En parte tiene razón. Por su ubicación geográfica, Ucrania está condenada a ser satélite de Rusia o puesto de avanzada de Occidente. Rusia teme por su seguridad nacional. No importa lo que los ucranianos decidan para su futuro. Luego del Euromaidán, la tendencia ha sido más proeuropea que prorrusa. Su temor hacia Rusia tiene sustento en la historia y en el presente. Putin ya se apoderó de Crimea y prácticamente ha anexionado Bielorrusia ¿Por qué no haría lo mismo con toda Ucrania?

Los imperialismos son parte de la historia y del presente. Deberían ser siempre rechazados. Más allá de las simpatías ideológicas. Aunque sabemos que eso no se le puede pedir a las derechas e izquierdas más recalcitrantes. Por ello, no sorprende el putinismo de un importante sector de la izquierda. Si se opone al "imperio", es amigo, aunque sea otro imperio. La democracia, los derechos humanos y la soberanía de los pueblos parece que solo valen cuando se trata de una agresión norteamericana, pero no una rusa o china. Una simpatía más nostálgica que ideológica, pues Putin no tiene nada de socialista ni comunista. Pero sí algo de los gustos autoritarios y despóticos de las eras zarista y soviética. Paradójicamente, la putinmanía también es compartida por la ultraderecha cristiana en Estados Unidos y Europa. Trump ya salió a defender a Putin antes que a su propio Gobierno. En los extremos las convicciones democráticas son endebles. Mientras tanto, se vienen tiempos duros para los ucranianos, una vez más atropellados por las botas imperiales. Ellos son los que deberían importar.


Escrito por

Juan Fonseca

Historiador, editor y docente universitario. Interesado en reflexionar sobre la religión, la política, la historia y las sexualidades.


Publicado en