Los conversos al fujimorismo
Hay gente que votará por Keiko porque siempre votó por el fujimorismo. Es ese segmento conservador del país que gusta del autoritarismo y el populismo de derecha. Su voto es consistente con su ideología y su propia trayectoria. Están también los fujimoristas sin Fujimori. Los que comparten valores con el fujimorismo duro, pero que se desencantaron progresivamente del keikismo. En primera vuelta probablemente votaron por López Aliaga (conservadores) o De Soto (liberales). Su voto también es consistente con su ideología y sus valores, o antivalores. A pesar de estar en las antípodas de ellos, respeto su coherencia. Votan como piensan.
Pero en esta coyuntura ha aparecido otro tipo: el converso fujimorista. Aquellos que durante años se alinearon con vigor con el sentir cívico y republicano del antifujimorismo. Pero de pronto Castillo logró un milagro en ellos: convertirlos al culto fujimorista o sacarlos de su closet keikista. Si son creyentes, lo primero les cae bien. Si son "progres", lo segundo. Como buenos conversos, han asumido su nueva fe con un fervor casi fanático. A lo Vargas Llosa o Cateriano. Antes Keiko era la encarnación de la maldad. Ahora es la "heroína de la libertad". Por supuesto que cada uno es libre de decidir su voto. Es parte de la democracia. Pero también lo es cuestionar abiertamente las inconsistencias de quienes en su momento se autoerigieron en paladines del civismo o los valores democráticos para terminar ahora convertidos en "chalecos" de la organización criminal que quiere apoderarse de nuevo del país. Al menos deberían sustentar su nueva fe con argumentos propios de ella: mano dura, convicciones antiderechos, vista gorda si no complicidad ante el robo, etc. Pues cuando sustentan su conversión en categorías cívicas como democracia, patriotismo o valores solo causan carcajadas o indignación. El fujimorismo es la inmoralidad hecha política. Si quieren ser auténticamente fujimoristas, lo correcto sería admitir su tolerancia a la inmoralidad, si no es que su gusto. O al menos reconocer con pesar el sentido pragmático o cínico de su conversión. O admitir que ese sentido estuvo siempre detrás de su antifujimorismo de antaño.
* Columna publicada originalmente el 1 de junio del 2021 en mi muro de Facebook.